Leí hace un tiempo en la revista Lecturas que Belén Esteban era una de los escritores más buscados en la feria del libro de Sant Jordi. Lo leí, una, dos, y hasta ocho veces, y determiné con mi astucia periodística que se habían equivocado. Pero no era un error cualquiera, el titular era claro, "Belén Esteban, entre los escritores más buscados por Sant Jordi." ¿Escritora? Belén Esteban no ha escrito nada para poder tener ese título.
Recapacitando, me he dado cuenta que hemos igualado en la misma categoría a genios como William Shakespeare y a la mujer que se hizo conocida por sus discusiones y desavenencias con Jesús Janeiro, o como todo el mundo lo conoce "Jesulín". No quiero tirar por tierra, porque no es mi intención, a "la princesa del pueblo", pero decir que es escritora... eso son palabras mayores.
Es un fenómeno televisivo, viral, feroz, demuestra, cada vez que hace acto de presencia en un Deluxe, o donde sea, que rompe el audiómetro, del mismo modo, es capaz de convertir un libro como Ambiciones y Reflexiones en número uno en ventas durante semanas consecutivas, de eso no hay duda. No la hay. Pero de ahí a decir que es escritora hay que subir varios peldaños y beber varias botellas del mejor Ron.
Lo primero es que Belén Esteban no redacto su libro, tampoco Hitler los suyos, solo dictaba en voz alta ideas, tal vez por eso cuando buscamos su nombre no aparece que sea escritor, si no: político, dictador y demás adjetivos que no vienen al caso. Boris Izaguirre, que le pese a quien le pese, es periodistas y escritor, se encargó, en primera persona, de escribir las memorias de la de San Blas. Su única función fue contar, como otras muchas veces ya había hecho delante de millones de espectadores su vida.
Es un personaje mediático, pero desde luego que entre ella y Miguel de Cervantes solo hay que diferencias, tal vez lo que les una es que ambos son humanos, y eso algunos lo discutirían... Sea como sea, Belén Esteban no es escritora... No lo es.
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