Benditos sean los televisivos porque Dios les ha concedido una voz maravillosa. ¡Qué envidia! Puede que sea casualidad, pero lo cierto es que hasta Mario Vaquerizo es capaz de interpretar doce canciones para un disco sin un gallo, sin un mísero error que resaltar. Como él, una larga lista, y no, no es casualidad, y es que ahora ya no solo usan maquillaje cuando asisten a los platós a gritar y dar espectáculo, ahora también pasan por chapa y pintura los prodigios que deciden hacer de su voz una profesión.
Personajes como la Pelopony, dignos de examinar con lupa y lo que no es lupa, tienen voces magnificas que bien se podrían comparar con la de la Reina del Pop, del Rock o hasta con la de Letizia I, pero no nos engañemos, detrás de esas dulces voces hay gritos de ogro que quedan encarcelados en los estudios. Jamás los escucharemos, porque sus recitales, sus actuaciones en televisión y en cualquier plataforma digital son en Playback.
No os asustéis, no debéis hacerlo, igual que dos más dos son cuatro, los cantantes de hoy en día, o mejor dicho los artistas de la actualidad, en su gran mayoría, y sobre todo si son televisivos, hacen playback, cantan en playback. Su único esfuerzo, mantenerse sobrios encima de un escenario. Parece fácil pero no lo es, al igual que parece que sea sencillo , pero tampoco, tiene su aquel.
Mientras que algunos cantantes de verdad pelean a marchas forzadas por labrarse un futuro abocado al fracaso absoluto, otros ascienden como la espuma a base de talonario. Si no es suficiente el dinero bastará con un espectáculo bochornoso en el que se vomite en directo o se unten de mantequilla para pasar por la alfombra roja, morada o verde.
Hay grandes divas que se autotunizan, Britney Spears, sin ir más lejos. ¿Qué mérito tienen? El hacer una jugosa exhibición, entre lo ridículo y lo inaudito.
Hasta el hijo de la Pantoja es capaz de pinchar, cantar y bailar, cuando algunos pensaban que estaba todo visto, cuando los más sabios de España auguraban que el pequeño Francisquito no era capaz de hacer ni una cosa como Dios manda, ahora hace hasta tres. Aunque claro, siempre con la ayuda del programa que desvirtúa cualquier voz.
Serán lo que serán, todo menos cantantes. ¿Dónde han quedado las voces de Elvis? De Michael Jackson, de la gran Rocío Jurado... ¿Dónde está la magia del directo? Pues seguramente esté, donde quedo el gusto por la música.
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