Parece que los homosexuales se han acostumbrado a tachar a aquellas personas que no son homófobas de su misma condición sexual. No generalizo, nunca lo hago, excepto cuando hablo de políticos corruptos, entonces sí. Pero se equivocan. No llamar a alguien "maricón" de forma peyorativa no quiere decir ni mucho menos que seas uno más.
Parece que los gays han sufrido tantos acosos y derribos que están expectantes a que llegue uno más y les vuelva a decir a la cara anormales, anormales por amar a alguien de su mismo sexo. Lo que no es normal es que haya gente así, pero lo que es aún menos normal es que sé piense que quien no práctica este hostigamiento es homosexual.
Señores y señoras, de movimientos pro libertad sexual, existe gente con cabeza, siglos han pasado desde que la Santa Inquisición diera lugar a algo nuevo, estamos viviendo eso, de forma rara, pero lo estamos viviendo. Hay algunos que parecen que no han avanzado, o mejor dicho parece que solo algunos hemos avanzado. Pero, haberlos haylos.
Defender a una persona que es acribillada por ser como quiere ser y comportarse como desea no es sinónimo de ser la Reina de Chueca, ni mucho menos. Decir homófobo no viene seguido de ensalzar la bandera multicolor y salir a la calle al grito: "somos homosexuales reprimidos", no, me niego. Creo que lo que empieza a extenderse como una verdadera plaga es la heterofóbia. Cada vez se dan más casos, y seguramente ahora saltaran dos o tres al grito de: "¡este es un homófobo!", y no perdona no soy homófobo, en su defecto tampoco homosexual, soy un heterosexual del siglo XXI que acepta y quiere que le acepten a partes iguales. Parece que estamos avanzando algunos para que retrocedan otros.
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