Han pasado diez años, y ni diez años han hecho olvidar todo lo que se vivió aquel fatídico once de marzo, por mucho que ha llovido, por mucho que hemos llorado, reído, nadie, o por desgracia casi nadie puede borrar de sus cabezas el terror, el horror que se vivió el 11-M del 2004.
Aquel día todos morimos un poco, unos más que otros. Hasta entonces estábamos acostumbrados a ETA, después nos dimos cuenta que no éramos inmunes, que hasta una mañana cualquiera, yendo al trabajo, a casa, o moviéndote en un tren a hora punta podía pasar. Hasta el momento, y esperemos que se mantenga en eso, es el segundo mayor ATENTADO. Porque fue eso, ni más ni menos, un atentado con todas las letras. Diez explosiones que detonaron dejando a más de 1800 personas heridas y llevándose por delante la vida de 200 personas. Muchas familias que por desgracia perdieron aquel día un padre, una madre, un abuelo o un hijo. El resultado de un ataque de una célula yihadista.
Hoy no es un día para el morbo, desde luego que no es el día idóneo para buscar culpables de nada, tampoco aquel 11 de marzo. Los conspiradores hicieron de eso, de conspiradores, y algunos políticos desgraciadamente no cumplieron sus funciones e intentaron ejercer de justicieros saltándose el protocolo. Lo podemos llamar censura, tal vez una invitación a rectificar, lo que se hizo con los periodistas que recibieron cartas del gobierno que decían que no se hablase de
atentado de musulmanes, sino que se pusiera en las portadas el nombre de ETA, bien grande, en negrita y si hacía falta subrayado. Obviamente el doce de marzo de aquel 2004 todos los españoles fueron, fuimos, al quiosco o donde fuese a comprar o leer la prensa, periódicos manipulados, escritos a medida para un gobierno que había olvidado todos los valores éticos y morales.
Confusión, y más confusión, a día de hoy seguramente quede algo de eso, hasta Mariano Rajoy, presidente de España en la actualidad, el día trece de marzo, dos después de los ataques decía que estaba seguro que ETA era culpable. Y así, nos dieron las dos y las tres, las cuatro, las cinco y las seis. Manifestaciones, comunicados y un sin fin de declaraciones que ponía en el centro de la diana a ETA.
La manipulación que llevaba a la confusión no acaba ahí, no acabó ahí, desde luego que no, los populares, perdón los que gobernaban en aquella época, decidieron emitir documentales de ETA y de los afectados en la televisión PLURAL (tanto como lo es ahora). Algunos atrevidos medios de comunicación como la COPE y
El Mundo decidieron culpabilizar al grupo socialista, que seguramente no sean santos, ni un grupo de las carmelitas descalzas, pero desde luego que tampoco terroristas.
En fin, que después de diez años seguramente no haya nadie que pueda haber pagado el dolor, la angustia, el sufrimiento que tuvieron y tendrán las familias, las víctimas de aquel fatídico once de Marzo. Porque no nos podemos olvidarnos de ninguno, desde el número uno hasta el 192.
"Y ya estamos llegando, mi vida ha cambiado Un día especial este once de marzo. Me tomas la mano, llegamos a un túnel Que apaga la luz."