Las noticias desde la perspectiva de un joven del siglo XXI

viernes, 23 de octubre de 2015

¿EN ESTA APARTADA ORILLA SE RESPIRA MEJOR?

       Por suerte, o por desgracia, yo he estudiado en una universidad pública y en una privada. He nadado entre dos aguas. Entre los "oprimidos" y los opresores; "liberales" y los más "conservadores". Al puro estilo de Zorrilla: 
Yo a las cabañas bajé,
yo a los palacios subí,
yo los claustros escalé
y en todas partes dejé
       memoria amarga de mí.

        Tengo la buena, o la mala costumbre, de no sentirme parte de la ideología  de ninguna de las dos. Aunque lamentandolo mucho, he de confesar un secreto a voces, del que seguramente  nunca nadie os ha hablado: la universidad  pública no es apolítica, es más, está politizada. Demasiado, a mi modo de entender "la educación". Los profesores se implican en la causa, defienden su postura y la muestran con valentía como si se tratara  de unos senos recién operados o de un móvil de última generación. 
El primer día de clase mi profesor se autoproclamó "rojo". Orgulloso y victorioso. Comunista, no anarquista, catalanista, no nacionalista.  ¿Y a mi que más me da? ¿Afecta al temario? Ignorante de mi, por lo visto sí;  en cada una de sus clases he de hacer un ejercicio de autocontrol ante tanta verborrea verbal. Pensar: "no estoy para aprenderme la lección, sino para aprender a escuchar".  Y eso es lo que hago. Escucho. A veces haciendo caso omiso a sus insinuaciones, sus faltas de respeto y el sin fin  de enajenaciones mentales que son dignas de aparecer recogidas en un monólogo del club de la comedia. La diferencia, a mi pesar, es que esto no es un programa de televisión (tampoco "El show" particular), es una clase, en una universidad pagada con los impuestos de TODOS los españoles. Incluso de aquellos, como yo, que hemos pasado por la privada.

Cuando me preguntaban: ¿En la privada te hacen rezar? ¿En la privada   hay curas? ¿En la privada hay crucifijos? Sí, sí y sí; ¿a caso no lo sabía?  pues claro. En la universidad de pago, se firma, un contrato no escrito en el que se aceptan esas condiciones. La lastima es que en la pública, sin comerlo ni beberlo en las clases hay  una hoz y un martillo y algún  que otro dogmático intransigente.  Ni los buenos son tan buenos, ni los malos son tan malos.

miércoles, 21 de octubre de 2015

PECAR DA MUCHO MORBO

Con mayor asiduidad  me sucede. Lo reconozco tengo un problema.  Cada vez me da más morbo ser "inculto", regocijarme en mi "incultura", consumir programas que son "telebasura", o lo que es lo mismo: "no aptos para gente con un mínimo de cultura". Me lo noto, y lo noto, va  a más.
Como si fuera pecado mortal, con la pestaña de incógnito abierta, esta mañana de manera  deliberada me he atrevido a  serchear el primer capítulo de un libro que parece, y digo parece porque no lo es, una aberración; tal vez si viviéramos en el siglo XVI hubiera sido quemado antes de su publicación, o con mayor fortuna censurado por la cumbre eclesiástica.

Considero a Jorge Javier Vázquez un hombre trepidantemente inteligente, cuando digo trepidantemente inteligente quiero decir que me fascina, lo admiro. No será lo apropiado, porque para muchos como él mismo reconoce, será: "gordito" "bajito" "feo" y los programas que hace tienen una falta de moral considerablemente alta - pese a que se conviertan en lo más visto del día-, pero Jorge Javier, cada día más, me parece una persona  espontánea, perspicaz e ingeniosa.
¡Me estoy leyendo su libro! Sí. Último verano de juventud, aunque más que leer, lo estoy devorando. Me parece una auténtica obra de arte, menospreciada por llevar la firma del conductor de programas de "telebasura".
Si Vázquez hubiera pública su libro empleando los textos acrósticos para  revelar su identidad como hizo Fernando de Rojas en la celestina, habría sido un éxito, igual que él que está cosechando ahora, pero con menos críticas y más halagos. ¡Es así!  Porque último verano de juventud, lejos de regocijarse en los entresijos de la vida de "fama idílica" que todo el mundo pensaba que tenía desvela lo que acarrea trabajar en el programa más mediatizado, criticado y vapuleado de toda la historia de la televisión española; y no, no hago referencia a Sálvame, estoy hablando de ¡Aquí hay tomate!

Último verano de Juventud es la narración perfecta sobre lo que es la fama mediática; lo que es estar en el punto de mira, es ver Sálvame a la inversa. El mundo de los excesos, del sexo, la lujuria, la fiesta, las drogas, el amor y el desamor.

Lo que empezó siendo una búsqueda, deliberad y esporádica a acabo siendo un libro  más  en la mesita de noche. Porque sinceramente ir a contracorriente me da mucho morbo. Pecar de esta forma me  da vida. Así que me encanta Jorge Javier, su inteligencia, su integridad y su libro.