Dignidad, eso es lo que piden, eso es lo que quieren. Solamente un poco de dignidad. Y es que, ellos se han dado cuenta mientras caminaban por España para llegar a pedir al gobierno dignidad que en este país mucha gente ya no tiene nada. Por eso y mucho más, de nuevo vuelven a salir a las calles, vuelven a llenar Madrid porque necesitan recuperar lo que hace un tiempo perdieron. Cosas tan fundamentales que la constitución las recoge, como es el derecho a una vivienda digna. Se cuentan por miles las personas que no tienen una, a la gente que las desahucian, esos que son multados por buscar comida en la basura, como si lo hiciesen por gusto, y mientras tanto los políticos y bancos que se han llenado los bolsillos y andan tranquilamente por la calle sin ninguna pena judicial sobre la espalda mas que el rechazo de la ciudadanía que no aguanta más. ¡NO AGUANTAMOS MÁS!
Maduro, dictador de Venezuela, acusa a la oposición de fascistas, Ignacio González (Presidente comunidad de Madrid) compara a los manifestantes con los del partido Nazi de Grecia, amanecer dorado, parecidos razonables, pero no entre los radicales griegos y la marcha española, sino, entre el presidente de la comunidad de Madrid y el dictador venezolano. No es lo único que tienen en común, los dos fueron puestos a dedo, uno por pucherazo y el otro por la democracia popular. Popular, no por el pueblo, sino por la del Partido ese al que pertenece, que hoy en día de Popular, popular, solo tiene el nombre. Tal vez el señor González viva en universo paralelo, y a estas altura ya todo puede ser, porque que piense que es una sublevación del poder y no una reivindicación de todos los derechos que estamos perdiendo, empezando por el aborto y acabando por la ineficacia de los que nos metieron en esto.
El presidente de la capital no es el único, Cristina Cifuentes, que no se pierde un bombardeo se ha subido al carro y asevera que hay manifestantes que quieren acampar. Su mayor preocupación no es salir de la crisis, no es buscar soluciones, es pensar si acampan o no. En todo este embrollo solo falta Ana Botella para cerrar ese trío La la la.
En fin, más de mil quinientos agentes de seguridad para proteger a los políticos, porque a los manifestantes seguro que no, para una manifestación pacífica de cien mil personas por cierto. Y entre pitos y flautas, cortinas de humo se nos olvida lo más importante, aquello que piden, que reivindican, DIGNIDAD.
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