Una cruz que roza el cielo de Madrid, un valle que está siempre en el punto de mira de todos, republicanos, ultra-derechistas, españolistas y socialistas, todos quieren cosas distintas. Tierra de todos lugar de nadie, como si se tratará de tierra santa el valle de los caídos años tras años levanta una polvareda innecesaria llevando hasta la boca de todos de nuevo el qué deberían hacer.
Exhumar los restos mortales del generalísimo o dejarlos en paz en el lugar que el mismo mando a construir. Es inevitable, por que lo es, no preguntarse si deberíamos seguir asustándonos al pronunciar el nombre de un genocida, o si deberíamos asustarnos de hablar de él con tanta naturalidad. No me imagino que hablen de Hitler con tanta normalidad, no creo que esté nada bien visto pasearse con banderas con la esvástica, mientras que aquí en España cada veinte de noviembre se llena este lugar tan emblemático de gente que quiere realzar la figura de un dictador en todas las de la ley e intentar que levante cabeza sin darse cuenta, que si lo hiciera, se golpearía contra la tumba.
Realmente también puede resultar un poco contradictorio, levantaría más polémica la exhumación que el propio hecho de que el muerto siga en el hoyo. Mucha gente, obviamente Pro-Franco se manifestaría en contra, la prensa extranjera se haría eco, una nueva lucha entre las dos Españas volvería a remover los fantasmas del pasado, y como sí se tratara de una deja-vu volvería la época de la guerra civil. Además sería una forma de dejar en evidencia la Marca España que tan perjudicada ya está.
Tal vez deberíamos empezar hacer la lista con los pros y contras, ventajas y desventajas y por una vez dejar aparte las diferencias evidentes que separan a los partidos políticos, las ideologías y empezar a actuar con coherencia, cosa que en España escasea y que al igual que todo lleva muchos años en crisis.
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