Las noticias desde la perspectiva de un joven del siglo XXI

viernes, 4 de julio de 2014

PROTESTAR POR PROTESTAR

   Hablaba  el otro día, o mejor dicho debatía,  a raíz  de  uno de  mis pseudoartículos, sobre  el  derecho a  reivindicar. Ya  no solo el derecho, si no el  protestar por protestar.  Entonces, en aquella tormenta de  arena,  en plena oscuridad,  surgió la chispa  que hizo la  luz.   Aquel conocido me  explicaba  que para su parecer nos permitían quejarnos por  todo, y bien es cierto que con algunas restricciones  aún podemos  decir lo que pensamos  en algunos lugares. En otros  como  en  el  19J no tanto.
La  conclusión suya  era  muy radical, para  mi gusto demasiado, pero quien sabe  si  en ocasiones extremas  no hay que tomar  medidas  extremas.  Comparaba   la situación de España con un aula de  colegio cualquiera.  Para  algunos será  difícil  echar  la   vista atrás  a  aquella época, para otros  no tanto, pero  imaginemos juntos  aquellos  pupitres,   las paredes de colores  toscos, y el  profesor  que advertía que no contestaba preguntas, era  entonces  cuando  las preguntas -escasas- que se hacían eran verdaderamente importantes.  No tanto si   se  no se ponía límites, entonces era barra libre de  preguntas estúpidas y sin justificación del calibre de: "¿Se tiene que escribir el nombre?".

De  modo que  su propuesta era, y es, tan  fácil y directa como si nos limitan  las reivindicaciones  solo  protestaremos por lo que  es importante.  No se  aleja de  la realidad, está  claro  que  eso  es así, pero ahora  llega  el momento en el que yo empiezo a pensar  días después  y me planteo: "Entonces cómo decidir  lo que es  importante y lo que  no."
Las mujeres  feministas  querrán tener  su turno para gritar  a  una voz : "NO AL ABORTO",  los  antitaurinos necesitan  su  momento  para  reivindicar el  fin de  la tradición y de  la tauromaquia, al igual que  los mineros,  pescadores,  movimientos de  homosexuales que se sienten  fuera  de lugar,  los señores mayores que no quieren discotecas  bajo de su casa,  y las discotecas  que no quieres  a  señores mayores.  Un sin fin de  propuestas  que  para ellos, individualmente,  son  y serán la más importante,  la que tenga  derecho a protestar, pero a efectos  de  otros  ninguna de  esas  tendrá sentido  y la que más  le  influya será la de mayor peso.

No es por  ser aguafiestas, que la idea  a priori  es  genial, perfecta, pero  desde  luego que  se convertiría  en un gallinero  en el que  solo  se  solucionarían los  grandes  problemas  y los   pequeños  se  irían haciendo grandes, entonces habría que protestar de nuevo por veinte cosas  distintas.  La  solución, seguir  como hasta ahora, protestando por todo, porque seguramente detrás de  cada  reivindicación habrá un reivindicador,   con mayor  o menor fortuna.

No hay comentarios:

Publicar un comentario