¡Ya era hora!, ya era hora. El nefasto cine español puede sentirse orgulloso, porque por primera vez en mucho tiempo la gente ha vuelto a llenar las salas de los cines como antaño, nadie podría adivinar por las estampas de rebosantes colas que el precio ronda a los nueve euros en fin de semana y los siete en un día labora. No sé que da más miedo, si el precio o el entrar sin saber si es una buena película o por el contrario un peliculón. Tal vez por eso, sumado a muchos factores la gente no se atreve a entrar a ver películas nacionales, y es que a decir verdad el cine español esta muy infravalorado, menos mal, que películas como ocho apellidos vascos hacen resurgir de las cenizas a al gran ave Fenix.
Necesitábamos eso, al mal tiempo buena cara. Las personas ya estaban hartas de tanto largometraje de guerra civil y de vivir siempre retroalimentándonos de nuestro turbio pasado, era la hora de empezar a sonreír al presente y lanzar una carcajada al aire, ahora nos hemos dado cuenta que la comedia es nuestro punto fuerte, nadie se ríe como los españoles. Aunque abusemos de clichés, aunque nos excedamos en rostros conocidos es evidente que se ha encontrado la fórmula del éxito.
No debemos olvidar que esto no empieza aquí, el cine español subió un peldaño con P y Bardem, pero dos más si cabe con el gran J Antonio Bayona quien llevo lo imposible a algo real, posible, el cine español en la alfombra roja. La película taquillera no hizo más que desatar las críticas, buenas claro, y así, desde ese momento varias decenas de películas con el sello español que han liderado en nuestros cines.
Desde quien mato a Bambi, pasando por la gran familia española y acabando con los recientes éxitos ya podemos afirmar que la industria del cine española está de enhorabuena, más lo estaría si nuestro inepto ministro levantará el veto del super Iva del 21, pero como he dicho, es inepto. Y quien es inepto es inepto.
En definitiva, que gracias a Ocho apellidos vascos, y unas cuantas más nos hemos dado cuenta que lo que con tanto empeño criticamos, y que nada apoyamos merece la pena, a lo mejor es la hora de pensar cuantas películas buenas nos habremos perdido por el hecho de decir: "otra españolada más".
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