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jueves, 3 de abril de 2014

SÁLVAME DE DOMINGO

Hace  mucho tiempo, tanto que   posiblemente   nadie  se  acuerde,  hable  sobre   los límites  del periodismo ¿dónde están? Sin  decálogo del  buen periodista y con unos sucesores más  agresivos  que  nunca, todo  apunta  a  que  dentro de  poco  será  lo  más  parecido  a  los juegos del hambre. Todo  por  la exclusiva del millón, del  millón de  euros  o de  disgustos.  Esto mismo  es  lo que le ha pasado al ilustre, porque  otra  cosa  no, pero ilustre un rato,  Jordi Évole.
Ayer  saltaban  las  alarmas  porque  su  gran dato de  audiencia  aquel domingo  ha  sido  un dardo envenenado,  se  enfrenta  ahora   a  un juicio  periodístico  por  el programa "la operación Palace".

A  lo  mejor  los  periodistas  aquel día  sintieron vergüenza  ajena,  aunque   a  nivel personal   fue  algo parecido a un sálvame  de  domingo,  hasta  con Belén Esteban incluida, encarnado  por  el  director  español  Garci.  En  su afán de  ganar la  batalla  contra   la  llegada  de  Risto Mejide bombardearon  el  barco con   algo más  de  cincuenta  minutos desmontando paso  a  paso   el  23-F. La  jugarreta  no debió de  sentarles  muy  bien  a  los   profesionales  del medio, puesto que  ayer  mismo  se  presento la  denuncia  contra  el programa  de  salvados  y el propio  Évole.   En  este  país  somos así   permitimos  la emisión de  series  tan absolutamente nefastas  como  la versión española  de  Cheers  y nos  querellamos  contra  el experimento televisivo  y social  de  Jordi.

Fuera  o  no  un evento televisivo, que  seguramente  auguro  que  pasará  a  la historia  de  la televisión de  este  país,  hoy en día vuelve  a  estar  en boca  de  todos  y no precisamente  por la gran  clase de  maestría que  dio en su momento,  sino  por  el debate generado después  de  casi dos  meses   tras  su emisión. Lo han conseguido,    el caso 23-F  vuelve  a ser tema de  conversación y el fenómeno Évole  se  crece  aún más  si cabe.

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