El siete de septiembre del año 2013 Susana Díaz fue nombrada como nueva presidenta de la muy desgastada junta de Andalucía. Un gobierno que hasta el momento estaba siendo azotado continuamente por los casos de corrupción, un goteo de imputados que no cesaba y que no hacia más que aumentar el descontento de los ciudadanos de a pie que buscaban cambios. El cambio llego con la dimisión o destitución de Griñanes, como lo quieran llamar, y con la entrada de la actual presidenta que fue descrita como una persona vaga, inexperta y que seguramente fuese el demonio reencarnado en persona. La verdad es que después de medio año la cosa a cambio, a mejor o peor es otra historia.En estos siete meses que lleva de legislatura está consiguiendo reestructurar a la izquierda andaluza que no levantaba cabeza, y como diría Manuel Vicent, estaba Kaliyuga. y precisamente por estos logros ha conseguido convencer hasta a Felipe Gonzalez que alaba su trabajo, esfuerzo y dedicación. Muchos son los que quieren a Susana como candidata a la presidenta, pero ya aseguro yo que no llegará más que a ministra de defensa, con suerte.
Susana no hace oídos sordos, ya que cada vez sonaba con más fuerza su nombre para la s primarias socialista, y visto lo visto, sabiendo que torres más altas han caído, ella ha decidido seguir siendo candidata, pero para presidenta de Andalucía. Seguramente dentro de unos años consiga ascender, pero no será en menos de cuatro, y tal vez de ocho.
Podemos decir que la izquierda dormida tiene una nueva líder en la sombra, Díaz por ahora es la que mejor representa la política, un ejemplo a seguir, claro, un blanco fácil para disparar, tirotear y presa de aquellos a los que no les interesa eso, al grupo que quiere lucrarse a costa de los demás.
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