Yo no sé ustedes, hablo de mí, en mi caso particular y es que me gustaría haber narrado lo bonito que es vivir en España, no digo que no tenga cosas buenas, por ejemplo: tenemos la paella, el sol y la fiesta. Eso sí, la fiesta, el sol y la paella, y se ve que se invirtió tanto tiempo en estas tres cosas que ya no se dedicó más en lo otro, o mejor dicho en los otros. Y no, no hablo de la película de Almenavar, que podría, pero no. Hablo de la clase media alta de España, bueno eso sería injusto, de la otra clase, la propia, la de los políticos. Pueden pensar donde ponerlos, la mayoría arriba de la pirámide, los que peor lo hacen hasta se salen, para que luego digan que la riqueza es equitativa, ¿igualdad? ¿Eso para qué? Un estorbo más que porque no es material sino a recortar, que por cortar y recortar no sea, que de ere a ere gobierna el que tu prefieres. Sea rojo sea azul igual de mal lo van hacer, ¿qué más da a quién elijas en las urnas? todos son de la misma clase, pertenecen a la misma casta, son los intocables.
Ya no sabemos ni quién tiene la culpa, tal vez nuestro error no venga de ahora, de estos políticos polifacéticos que igual te gobiernas, que de repente les da por sacar un disco o pinchar en las discotecas de Ibiza. A lo mejor nos tengamos que remontar a la consolidación de la democracia, que aunque inestable joven. Parece mentira, hace unos treinta años, no más que salimos de una dictadura, y aunque no lo creamos el tiempo no corre tan rápido, las cosas no cambian tan precipitadamente. "Ajenos a las modas que vienen y van". Hoy toros sí, aborto sí, mañana cambiamos de partido y los homosexuales son perseguidos por la santa inquisición y a las mujeres se les caen no solo los pechos sino también los derechos.
Unos les llaman dinámica, otros más intelectuales mala gestión, políticos derrotistas que no saben llevar a un país y que intentan hacer malabares mientras gobiernan de cuando en cuando. En definitiva, mal preparados, una clase, una casta injusta que se ve reflejada en espejos cóncavos y con suerte, solo con suerte no roban. Que más queremos. Ver sálvame y el príncipe, levantarse del sofá es mucho pedir...