Aún seguimos con resaca, resaca de Pedro J. y sus muñecos. Parece que han pasado inadvertidas entre tanto grito sus palabras, sus dardos envenenados con nombres y apellidos, que aunque lanzados con mucha cobardía iban destinado a quien le hacían coger sus cosas y marcharse. Posiblemente durante estos días dedico al menos unas horas a pensar que debía y que no debía poner, porque aunque en la carta del director parezca que se va con la cabeza muy alta, entre líneas se puede ver que tira cabizbajo y sin armar mucho follón, sopesando el tiempo que ha estado en esa redacción.
Ahora solo tiene tiempo, desde su casa, y estando de forma disimulada entre tanto parado, de pensar que escribir en sus columnas para El mundo. Porque Ramírez ahora será columnista del periódico que él mismo fundó y del que le han tirado. Vetado el tema política tendrá que apuntarse a escribir en la otra crónica (LOC) sobre asuntos de sociedad, aunque ese término queda ya muy anticuado. Temas del folclore español, sobre Belén Esteban, La Pantoja y demás personajes de actualidad, en definitiva y hablando en plata para que todos nos entendamos, de la prensa ROSA. Hay que decir que Pedro J. se verá bajando un escalón porque eso de tener que analizar la vida privada de gente ajena, no es lo suyo, o por lo menos de personas que no salgan en las noticias.
Se acabaron los días de gloria para el director más dicharachero de las redacciones de nuestro país, Pedro José pone punto y final a su trayectoria, si ya tuvo problemas políticos en el pasado que le obligaban a cerrar su antiguo periódico Diario 16, en esta ocasión van más allá. El Mundo sigue y Ramírez queda fuera del proyecto que él mismo parió. Se tendrá que conformar con aparecer una vez a la semana, o quien sabe si al mes, para contar lo que sepa y lo que pueda... Inteligencia no le falta, tendrá que dedicarle tiempo para pensar en que publicar y que no, seguro que a fin de cuentas la orquesta sigue aunque cambien al director.
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