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lunes, 24 de febrero de 2014

DEL 23F DE HOLLYWOOD A LA GRAN ESTAFA A LA ESPAÑOLA

 Desde luego  que  se  han  salido,  una mezcla  de  indignación, sorpresa  de  lo que sin duda  fue  y es  un gran documental,  cuando  vamos al cine  y nos muestran algo  ficticio como real no nos sentimos  engañados, y ayer  sucedió eso. Évole  jugó con  nosotros, con los  más de  cinco  millones  y medio de  personas  que no se  podían separar del televisor,  entre  los cuales  yo me incluyo. Desde  los grandes  que habían vivido eso y  observaban  atónitos  como  les desmontaban  el pánico sufrido,  las  anécdotas  del terror   que se  basaban  en una película digna  de  Oscar,  hasta  los jóvenes  que  se estiraban de  los pelos  al  enterarse  que  los que habían o están estudiando caía en pocos  segundos  por su propio peso.
Lo  presentaron de  una forma  que  coló a  la  perfección,  realista  sin  escatimar  en gastos, llevando los  testimonios de  quienes  habían participado en el verdadero Golpe  de  estado  del  23 de  febrero de  1981.

Fue  unos momentos de  SHOK que  jugó malas  pasadas  a  quienes  apoyándose  en las  teorías de  la conspiración jadearon a  los cuatro vientos,  a través  de  las  redes  sociales  que ellos  ya lo sabían. Se  salvan pocos, desde  ilustres del mundo del periodismo hasta  políticos  que cayeron  en la trampa, que mal hicieron  saltándose  la lección del  refranero español: "en  boca  cerrada  no entran moscas", y quitado  la  versión de  Carmen de  Mairena  que se extendió por la red  como la pólvora "entran Po**as como roscas." Y sí sí entraron entraron,  les cerraron, nos cerraron a  todos  la  boca  de  golpe.  Lo que  parecía  algo real, que antes  parecía algo  ficticio  volvió a  su tamaño  natural, a  su origen, sembrando la duda  y haciendo que  lo que  era agua  cristalina ahora sea  turbulenta,  casi tanto  como el mar  negro.

Entre  los  juegos  de  quien es  más  tonto  y ha  caído en la broma,  y aquellos resabiados  que  ya desde  el minuto 00.00  sabían que Jordi les  estaba  tendiendo  la emboscada del  siglo, del año,  del mes  y de  la noche, se  jactaban de  todos  aquellos que    se  creyeron a  pies  juntillas  lo que el programa  de  la sexta  planteaba. Esta  mañana  claro estaba  la  avalancha de  criticas  era  considerable, a  más  de  uno le dio un sofoco el  ver que  no  es  más  listo quien  más  sabe  sino quien más  poder  mediático tiene.
Y  entre pitos  y flautas,  mentiras, verdades a  medias  y enteras, paso desapercibido el  mensaje  subliminal,  que no sé  sabe  si es  verdad pero por si acaso ellos lo cuentan, luego lo desmienten  y quien se  lo quiera creer  allá él  y su conciencia. Desde  luego digno de  ser  un premio Hondas,  un premio planeta  y hasta ganar  un  Oscar al mejor  guión. ¡¿Qué  Argo ni qué  Argo?! ¡Qué  viva Salvados!

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