Detrás de la política y escribir en un blog de tres a la cuarta esta entre mis aficiones diarias - cuando estoy hasta arriba de trabajo se convierte en semanales- la de escribir narrativa. Entre estas narrativas debía desarrollar la brillante historia que se me ocurrió un día en la playa.
Mire a mí alrededor y todo lo
que veía eran colores intensos, verde y marrón mezclado con naranja. Mientras la imagen se empezaba a ver más
clara me di cuenta que todo eran árboles, y más árboles. Por eso supuse que estaba en un bosque, pero
no sabía cual, ya que cerca de mi nuevo
hogar no había muchos bosques de esta
forma. Pensé en uno que había a unas 1,86 millas – Tres kilómetros- a las afueras de la ciudad pero no sabía con
certeza donde estaba, y por supuesto nunca había estado allí antes. Empecé a
oír pasos a mi derecha cada vez eran más intensos. Entre toda la niebla que
había de fondo era casi imposible poder ver nada mas que no fuera lo que había a mi lado, los pasos pararon y la niebla
comenzó a desaparecer pero cuando volvieron a oírse los pasos fueron más
intensos tan intensos que el suelo vibraba . Estaba empezando a sentir terror,
un miedo inexplicable que nunca jamás había podido experimentar. A medida que
se acercaban ya no parecían pasos de una persona normal sino de algo diferente
algo que nunca podría haber imaginado, en ese momento mi cabeza recibía miles de
imágenes de toda mi vida mientras yo pensaba en barbaridades, incluso llegue a
pensar que podía tratarse de una bestia. No un animal sino un monstruo, algo
diferente.
Mire hacia todos los lados y vi
que estaba empezando a oscurecer, no comprendía nada ni sabia la remota
respuesta a por qué estaba tumbado en el medio de un bosque. Me intente levantar
y al estar en pie empecé a correr de forma intensa como si quisiera hacer algo
que no sabía. Vi que el extraño animal me perseguía, cada vez se oía mas
aquellos pasos, detrás mía, a mis lados, era imposible no oírlos, incluso un sordo
podría percibir aquel impenetrable
sonido que producía aquella extraña bestia.
Mire hacia detrás pero no
había nada simplemente una extensa neblina que cubría la mayor parte del bosque.
Vi una luz intensa al final de la neblina, por lo que deduje que sería
la salida del bosque. corrí intensamente
como un atleta al ver la meta sabiendo que ya era el ganador , cuando estaba
llegando y veía con más claridad aquellas montañas que habían detrás de la ciudad, me tropecé con
una rama marrón muy gruesa, y lentamente
sin poder evitarlo vi como mi cuerpo caía en el suelo, poniendo las manos
para evitar caerme de boca, sentí como
la sangre de mis rodillas caía hacia mi pierna, intente ignorar lo mirando hacia
detrás, y fue cuando vi unos cabellos rizados, rojos como el fuego y brillantes
como el sol de una atardecer de verano, y su tez blanca como la nieve y el
mármol.
Temblaba, estaba tan asustado que no podía ni abrir mis ojos. Era
como si alguien me hubiera puesto piedras en los parpados, y en cambio
ella no estaba nada asustada. Estaba muy
segura de si misma. Me puso la mano sobre la cara y entonces fue
como si me estuviesen quemando, su piel blanca parecía fría pero era
caliente. No podía sentir el dolor de tanto que me molestaba. Mire al cielo y
vi que estaba amaneciendo. Eso quería decir que habían pasado unas cuantas
horas desde que me caí al suelo y había venido ella en busca de mi rescate pero me habían parecido tan solo unos
minutos e incluso unos segundos. Conseguí abrir mis ojos pero ellos se resistían
y volvían a cerrarse y mientras mi mano
derecha tocaba su pelo suave, notaba el ardor en mi nítida piel. No sabía porque pero cuando abría los ojos veía todo borroso.
Poco a poco aquellos cabellos rojos iban
cambiando a una cabeza sin pelo. Las dos orejas perfectas se fueron
cambiando a dos cuernos puntiagudos y de
su hermosa pecho comenzó a tomar un color rojizo de su espalda recta salieron
dos alas que al abrirse fueron como si me pegaran un cachete en la cara. Mire
hacia todos lados con mucha preocupación. Cuando su dulce mano se
convirtió en una garra arrugada con los dedos y las uñas muy largas. Empezó a
mover las manos como si estuviera intentando arañar me, yo puse la mano izquierda en mi
cara y la derecha en el hombro izquierdo
para protegerme y fue cuando me araño dejando caer poco a poco cuatro gotas de sangre caliente de
mi brazo izquierdo. Miro y dio un salto y cuando pude abrir los ojos todo era normal
volvía a ser la mujer con cabellos
rojos. Salió corriendo a una gran velocidad saltando de árbol a árbol. Cuando me di cuenta el pequeño rasguño se había convertido en un
gran corte. Comenzó a salir mucha sangre, que caía rápidamente en el musgo verde
de aquel bosque. Estire mi camiseta blanca rompiendo un trozo de ella y me hice un
torniquete para no dejar salir más sangre. Cuando me di cuenta todo me daba vueltas, era como si me estuviera
mareando, el trozo de la camiseta blanca
se había convertido en un color rojo oscuro
y era húmeda. Mire con dificultad
entre los árboles y de nuevo vi el cielo
que ya volvía a oscurecer. No
entendía nada de lo que estaba pasando, ya que era todo lo contrario de una
película de terror donde el tiempo pasaba muy lento. Empecé a oír alguien que me
llamaba con una voz cansada, mis ojos se cerraron aunque aquella voz continuaba nombrando mi nombre.