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jueves, 26 de septiembre de 2013

UN ELCHE MUY GRANDE CONTRA UN MADRID DÉBIL Y LADRÓN

Pasaban las diez  de  la  noche  cuando  una  pandilla de  ladrones  entraron armados con pistolas al  estadio Martínez  Valero dispuestos  a  robar  como  fuese  los  tres  puntos  que  se  disputaba  el  imbatible  Elche.

Hoy  toda la prensa  deportiva  española  se  hace  eco de  la  noticia, y es  que  los ilicitanos  presenciaron ayer  en  su partido  contra  el Real Madrid ciertas  anomalías  que  hizo  que el sabor  al empate volara  por  los  aires. No quiero  decir  que  el  árbitro Muñíz no  fuera  serio  y objetivo, sino  que  tal  vez muy amigo del refranero español, y por  dinero  baila  el  perro, y este  no  bailó, sino que  hizo  un  bochornoso  espectáculo de  acrobacias  y patinaje sobre  césped al son  de  los pitidos  y abucheos. Fernández  cambió las mazas  por tarjetas e  hizo  que  la segunda  parte  del partido  fuera  una  constante  película  de  humor televisada  en  directo.

Llegados  a  este  punto hay que  recordar  un programa  de  radio Marca  Elche, a  mediados  de  agosto  en  el  que  se recordó  que  con la incorporación del equipo  ilicitano en la  Liga BBVA también  entraría  en  el juego el de  los  cheques  llenos  de  ceros y los  sobornos injustos  que  dejan  imágenes tan alarmantes   como  las  de  ayer.
Pese  a  que  la  prensa  deportiva  durante  un día se  haya  hecho  un  hueco   en la prensa  amarillenta, con jugosos  titulares, cabe  recordar  que  lo que  se  vivió ayer  en  el estadio  aparte de  un robo  fue  una posesión total  del  balón del  Elche  C.F. No  solo  por  sus pases ágiles  y sus  chutes  temerarios, sino  por una  afición de  corazón dividida  que  se  decantó por el equipo  franji-verde que  regaló a  los  asistentes  unos  maravillosos  noventa  minutos  de   buen  fútbol. Ayer  Elche demostró  que  con pocos  millones puede  igualarse  a  un equipo de  alto standing, de  la  élite de  Champions que  resultó ser incluso  más  fácil de  ganar que el propio  Valladolid. 

La  maestría  de los jugadores  del  Elche  fue más que notoria ante  un  Martínez  Valero abarrotado. Los  jugadores  salieron al campo pasadas  las  nueve  menos  diez  con sed  de  venganza después  de  veinticuatro  años  sin  pisar  césped juntos, pese  a  que  por los resultados  seguro que más  de  uno se  arrepiente  de  haber asistido  ayer  al atraco del  año  y  del  siglo. Si ya  el  Sevilla  se  quejaba  por  un gol  encajado  pasados  quince  segundos del final del partido, ¿cómo debió sentar  a  los  franji-verdes ver  como  el incompetente  árbitro pitaba  penalti pasado un minuto del  juego?  Muñíz  venía  con la lección aprendida  de  casa, sabiendo  que  apoyar al débil  no es  favorable  para  gozar  de  los privilegios económicos que  disfruta  arbitrando  partidos  en primera  división.

Entre  pitos  y gritos  ayer  despidieron  los  ilicitanos  el  partido  más  comentado desde  hace  años, y es que  claramente  quedó  evidenciado la  carencia  de  lógica  que  había llevado el árbitro, no solo en los  últimos  minutos,  sino  durante  ambas  partes   en las  que  favoreció al Madrid.
Muñíz  se  adelantó a  navidades  y les regaló los  ansiados  tres  puntos  que  hacen que  el  equipo  merengue  levante  cabeza, desde  Cuéntame  al oído  y  en  nombre  de  todos  los  ilicitanos  solo  nos  queda  contestar  con  un simple  y sencillo: ¡MORRY CRISMAS!

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