Es evidente lo preparados que están nuestros políticos, y cada día estoy más seguro de ello. Preparados, eso sí, para dejarnos en evidencia cuantas veces haga falta.
Los gobernantes ya no necesitan casi cualificación, muchos entran por cara bonita, otros ni eso simplemente haciendo el buen uso de la DEDOCRACIA, y es normal que en este verdadero circo estemos como estamos.

Es indiscutible que los políticos de antaño eran admirables y pese a que algunos no tenían un buen dominio del inglés, se trataba de una época en el que los idiomas extranjeros no eran tan necesarios. Todavía aún me sigo preguntando ¿por qué a una persona normal, de a pie, le piden dos titulaciones, dos idiomas e incluso tres para ser cajera o simple reponedor de fruta de un supermercado? Es desconcertante pensar que al pueblo llano nos exijan lo que nuestros representantes no son capaces de hacer.
Aún sigo perplejo tras escuchar las infantiles palabras, de un discurso vergonzosamente desgarrador , en el que se hacía una mezcla entre el inglés y el castellano. No estoy del todo seguro que los doscientos asesores que tiene la señora Ana Botella en la Comunidad de Madrid contratados estén suficientemente cualificados tampoco para hacer su trabajo, ya que alguno de ellos podría haber revisado la majestuosa obra de arte con la que no deleitó. Todavía dudo si el problema de no darnos los Juegos Olímpicos fue debido a la incompetencia de la alcaldesa, que dejó mucho que desear de la Marca España.
No solo las patadas a constante al diccionario, si se puede llamar así al nefasto espectáculo que dio la alcaldesa NO electa de la Comunidad de Madrid. Cabe la no tan remota posibilidad de que la portada de El Mundo influyera en la decisión, y es que según el periódico nacional el triunfo ya estaba servido en bandeja de plata, Madrid 2020 era nuestro. Se jugó vilmente con los sentimientos de una ciudad e incluso un país entero, esperanzando a los ciudadanos de que era posible la llegada de unos juegos, cuando ellos sabían que era poco probable, o imposible.
En este cúmulo de desaciertos por parte de los dirigentes del COI español y de la alcaldía de la capital de España, hubo un hecho relevante, la filtración decisiva para que nos quitaran los juegos publicado por un periódico el cuatro de septiembre.
Este es el momento en el que hay que agradecer a todos los políticos esos buenos momentos que nos hacen pasar y en los que tanto nos reímos de ellos, no solo hablando inglés, sino que también español. ¡Gracias! Sigamos dando cabida a todos ellos sin distinciones de raza, sexo, analfabetismo e ineficacia. Porque al fin y al cabo ser político es como jugar al ajedrez algunas veces se gana y otras se pierde.
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