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viernes, 5 de septiembre de 2014

LA BRUJA ADELINA

El caso Pujol es  surrealista en todos los sentidos, y cuando digo en todos, es en todos.  Cuando pensábamos que ya  lo habíamos visto todo, que ya habíamos oído todo sobre este señor – si es que a caso se le puede  llamar señor –,  llega otro elemento para acabar de  convertir el asunto en una trama digna de  una película del absurdo.
Ya en el 2012,  en algunos medios digitales saltaba  la noticia, pero ahora que el ex-president está de moda por los casos de  corrupción vuelve a resurgir  el nombre de Adelina. La Bruja Adelina.  La mujer  que tendrá actualmente en torno los 77 años, y que vivía en las montañas de  Andorra, en una parroquia alejada de la ciudad.

Pujol, mediante un  allegado  conoció a   la bruja, de nombre Adelina, quien  le practicaba  conjuros  y hechizos  para  adivinar el  futuro, ahora incierto, del que era por aquel entonces presidente de la Generalitat.  Le frotaba un huevo por la espalda, la bruja, no él,  o le tiraba  las  cartas.  Estas actividades fueron multiplicándose hasta el punto que le ofreció  ponerle  un despacho en la capital Condal  para que pudiera ofrecer sus  dotes mágicos a sus amigos.  Y eso hizo, y ahí vino la estafa, como no.

Jordi  Pujol,  tan  leal  como siempre hablaba con sus conocidos, interesados  en la brujería y concertaba las citas por el módico precio de trescientos  euros  la sesión, claro que, a la pobre Adelina  le decía que cobrará 150 y que se quedará el dinero integro.  El asunto pronto se convirtió en otro actividad  de corrupción  a la que  sacó partido y benefició, raro en una persona ilustre y loable como Pujol.  Sea como fuere, Adelina le saco con poca fortuna durante varios años  las malas energías, mientras él le sacaba la mitad de su sueldo.

Ahora hay que preguntarse, ¿la mala suerte de la familia Pujol no es más que  un mal de ojo? Quien sabe, la venganza de la bruja Adelina.

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