Las noticias desde la perspectiva de un joven del siglo XXI

miércoles, 24 de septiembre de 2014

MORBO

¡Estoy  harto de  escribir  formalismos! Es verdad me  aburre. La política  me abruma,  la situación política  aun más.  Y cuando  piensas que  todo es tosco y tedioso llega uno de esos ardidos programas de entrevistas  audaces que te hace reflexionar sobre algo que no sea serio, sobre  algo informal. ¡Viva los informal! Lo más sorprendente es que, cuando ya pensaba que lo sabía todo sobre sexo, vuelvo a sorprenderme. No de sexo al uso, no del acto de la copula, que realmente me da bastante igual, no es que no me importe, es que me da igual; lo sorprendente vino cuando el invitado contestó una pregunta que él mismo había formulado meses antes, en otro programa: "¿Alguna vez has intercambiado ropa interior con algún ligue?" Realmente lo asombroso hubiera sido escuchar un tajante "No", pero no fue así, ante todo pronostico, para mi, escuche como decía que sí. Que si que lo había hecho. Que le había parecido morboso. "¿Morboso?"  me pregunté en aquel momento, y hoy me confieso, sigo dandole vueltas, aun estoy esperando  encontrar  algo de morbo a esa situación.
Tal vez es que  esa palabra  tiene un amplio significado, abarca demasiado, más de lo que creemos. El morbo es el gran desconocido.  Empezando porque la Real Academia de la lengua española considera que la palabra es la atracción hacía los acontecimientos desagradables, interés malsano y alteración de la salud. Desde luego tres acepciones que dejan mucho que desear al morbo sexual que tanto empleamos en el siglo XXI.

Entonces me pongo a darle vueltas al asunto, y pienso qué podría resultar morboso, y me doy cuenta que pocas cosas que la sociedad tenga por costumbre llamarlas morbosas me lo parecen a mi. Tal vez leer un libro de amor sentado enfrente del mar sea lo más morboso que me llegue a la cabeza, lo siento, soy así, eso me encanta. No me gustan los libros que abusan del romanticismo, pero si es enfrente del mar, entonces solo hay una palabra: Bienvenido. 

Lo realmente alarmante viene mucho después cuando decido consultar a la gente ¿qué es ser morboso? Porque sin lugar a dudas carecer de morbo sexual no debe ser sano, pero menos debe ser pensar que morbo es  tener sexo en un sitio público y el miedo a ser pillado infraganti.  Eso es una indecencia.  Las fantasías sexuales llevadas al extremo, y no me digan que no, porque no, porque por ahí no paso.  Está bien, tal vez  la mejor opción para buscar una revolución de hormonas sea intercambiar la ropa interior, ¿para olerla? Supongo, no encuentro otra explicación. Solo pienso, en una reflexión íntima conmigo mismo, que espero que por lo menos ambos quedarán satisfechos, porque tener que cargar con un boxer o unas bragas, si es que acaso no usa slip o tanga,  y encima tener el recuerdo de una aventura al olvido debe ser cuanto menos, decepcionante.
Saben lo mejor de todo es que yo no me subo al carro, me quedo con el sonido de las olas, adentrándome en el mundo de Jane Austen, buscando mi orgullo y prejuicio y encontrando lo que para mi sí es morbo. 


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