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miércoles, 17 de septiembre de 2014

ESTACADA FINAL

Es horrible. No digo que no lo sea, porque puede atentar contra la dignidad del animal, porque puede herir la sensibilidad de aquel que lo vea, así que si no gusta, es horrible. No puedo defender la conducta deleznable que se lleva acabo en Tordesillas, porque no puedo, porque  a mi, no me gusta. Yo soy taurino, y me da igual lo que piensen, me gustan los encierros, e ignoró lo que me digan, me  gustan porque me he criado con ello, pero lo de Tordesillas son palabras mayores. Ahora bien,  a quien no le guste que no vaya.
Entiendo el enfado, comprendo el malestar, pero de ahí a lo que pasa  año tras año hay un paso, uno o hasta dos y tres.  Pero que se le va hacer, anteponemos el maltrato de una persona a la de un animal, o al menos esa es la impresión que se da.

Me gustaría dirigirme a  ese sector  de personas que se enfurece, que tira espuma por la boca, que lanza piedras,  que rompe  lanzas, ¿por qué no hacen lo mismo por cada mujer que muera  a manos de su marido?  Es loable la causa  de  defender  a un animal, pero desde  mi punto de vista, es mucho más importante  -y llámenme  egoísta- erradicar la violencia de género, sea  de hombres o  mujeres; y es que, el sábado, la capital se llenaba de  gente defensora de  la causa, pero lamentablemente yo nunca he visto tanto alboroto, tantos famosos reivindicando algo, será que en España no tenemos asuntos que reivindicar más importantes que el maltrato a los toros.

A los que  llevan dos semanas repitiendo que es inhumano, les recuerdo que lo verdaderamente inhumano, y que para mi si que es triste de  verdad, es que una familia en pleno siglo XXI tenga que salir de su casa con lo puesto porque un banco les desahucia.  Que en los hospitales no haya suficientes camas, que en el 2014 sigamos despertándonos con titulares que no hacen más que recordarnos que ha habido un asesinato, que un padre mata a su hijo, que un marido le quita la vida a  su mujer... eso es preocupante, y que me perdone el Toro de la Vega, porque su asunto, no es más que una piedra diminuta en un camino de rocas.
No ensalzo la fiesta, pero que me permitan los que ayer decían que estaban avergonzados de ser españoles, que espero que se lleven las manos a  la cabeza más de vez en cuando, y por temas más importantes, porque si no, realmente somos unos hipócritas. Pero que le vamos hacer, es lo cool, lo que se lleva ahora, ser animalista.

Los que gritaban el sábado con el puño en alto "NO AL TORO DE LA VEGA", simplemente deseo verlos el que viene defendiendo la sanidad pública,  intentando abolir la corrupción política, pidiendo una educación de calidad,  exigiendo justicia cuando se mata a alguien, demandando leyes de verdad.  Y saben lo peor, que no irán, que se quedarán en sus casas pensando: "que tontería", y sintiéndose orgullos de haber tratado de salvar a un toro, a un animal, llevando encima ropa manchada de sangre, esas que han cosido niños esclavos. ¡VIVA LA COHERENCIA! Y a quien  no le gusten los toros, que no vaya.

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