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jueves, 11 de septiembre de 2014

DIADA AL OLVIDO

Los independentistas son lo más parecido al ardor de estómago, que está ahí, aparece una vez  a larga y ni con un medicamento logra irse del todo. Es eso. Sinceramente no es una enfermedad, pero si una epidemia bochornosa, de una campaña  que deja mucho que desear al verdadero espíritu soberanista de la década de los 30, en el siglo IXX.
Lo de hoy es de risa, sí, si, habéis  leído bien, es digno  de ser escrito y que perduré años y años, en la retina, en la memoria, de todos  los que lo lean. Porque el pueblo catalán se siente oprimido, reducido, aprisionado, y aunque parezca la letra de  una canción de La oreja de Van Gogh, lo preocupante es que no lo es, es el discurso chabacano que usan para intentar convencer al resto de España  el sufrimiento por el que están pasando. ¡Que se rían los que viven en Gaza!, porque han llegado los que de verdad están amargados en la senda de los males, los catalanes del siglo XXI, en un país democrático.

La ciudad Condal se viste, o mejor dicho se disfraza,  de independentista, al fin y al cabo eso es un paripe para salir en el periódico, una distracción política que evite que los catalanes piensen en los problemas, tiene diferentes nombres, efecto placebo,  cortina de humo. Hoy Pujol no existe, la corrupción queda en segundo plano, lo mejor, hondear una bandera que solo significa que reivindican por reivindicar.  Lástima que la gente no se amontone así en las calles para pedir por la sanidad y la educación, claro, que es mucho más importante pensar en  un estado imaginario, de dudosa existencia, hoy y mañana. 

Los políticos piensan en todo, que mejor que darle  a un niño, un palo, así se distrae.  Eso mismo pasa en Cataluña, los catalanes hoy juegan todos con sus palos, hoy es el día que más patrióticos y sentimentales se ponen, se distraen sin darse cuenta que no es un juego, sino que ellos son un juguete, el juguete del señor Mas. Artur Mas. 
Ya veis, mientras ellos festejan y claman su lado más radical, el resto de España seguimos viendo la verdad desde la grada, observando como  son manipulados, como otro día once de Septiembre se pinchan todos un poco de hormonas de independencia, pero no se preocupen, el efecto es reducido, dura un par de horas, lo suficiente para creer que ellos tienen el poder de decidir. 

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