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miércoles, 10 de julio de 2013

UN INICIO ACIDENTADO

Un  año más, otro  seis  de  julio   Pamplona,  capital de  la  comunidad  foral de  Navarra se  tiñó de rojo y blanco para   vivir  los  días  grandes  de  las  fiestas  de  San  Fermin. El chupinazo que habitualmente se lanza  a  las  doce  del sexto día de  julio fu interrumpido  por  una   gran bandera  de la  comunidad  vecina, el País  Vasco, como símbolo  de  rebeldía    y una  forma -del  todo inoportuna- de  revindicar sus  ganas de  independizarse.
El  cohete  tuvo  que  esperar  varios largos  minutos  hasta estallar con  fuerza en el  cielo. Exactamente  veinte  minutos,  veinte  minutos  que  se  compensaran  el  próximo domingo catorce,   el  pobre  de  mí se entonara cuando  el reloj de  la  plaza  consistorial  maque  ni más  ni menos  que   las  doce  y  veinte de  la  media  noche, rompiendo así  una  tradición  centenaria  que  fue  ya  asaltada el pasado sábado.

 

Los incidentes  en  este  acto de  inicio  no  fueron  aislados  ya  que   varias  personas  intentaron  entrar Ikurriñas  en la plaza del ayuntamiento, ante  la  negativa  de  la  policía  nacional se  inicio  un  forcejeo  que acabo  con  un  agente herido.
Eso  no fue  todo,  ya que  después  de  lanzarse  el  chupinazo  uno de  los  cohetes  que se  lanzan  por  cada  concejal  del  consistorio pamplones  cayo hacia  bajo  explotando  entre  el  publico  y  provocando  más  heridos  que  se  sumaron a  una  larga  lista  de  personas,  de  los   que  cabe  destacar  las intoxicaciones  etílicas.

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